top of page

Rixi Moncada evita el debate — ¿teme enfrentarse a candidatos mucho más calificados?

Mientras Honduras se acerca a las elecciones generales, el anuncio de que Rixi Moncada no participará en el debate presidencial ha generado una fuerte reacción en el escenario político.


Moncada, candidata del partido Libertad y Refundación (LIBRE), enfrentaría a rivales como Salvador Nasralla y Nasry Asfura, dos figuras consideradas más preparadas, con mayor experiencia administrativa y dominio público en escenarios de debate.


ree

Al negarse a subir al escenario, Moncada parece enviar un mensaje claro: no está lista para defender sus propuestas bajo el escrutinio público. Y es fácil entender por qué. Sus promesas son tan amplias como frágiles, y contrastan fuertemente con los programas concretos de sus oponentes. En un debate con Nasralla y Asfura, sería inevitable que se le cuestionara sobre la viabilidad, el costo y la coherencia de sus planteamientos. Eso, al parecer, es precisamente lo que busca evitar.


La brecha de preparación

Nasralla y Asfura llegan con hojas de vida sólidas.

Nasralla, conocido presentador y político, domina el escenario y sabe comunicar sus ideas con claridad.

Asfura, exalcalde de Tegucigalpa, tiene experiencia administrativa real: ha gestionado presupuestos, obras públicas y programas sociales.


Moncada, en cambio, ha ocupado cargos públicos ligados al partido, pero su gestión ha sido criticada por nepotismo, favoritismo y falta de resultados concretos. Su historial incluye denuncias por nombramientos de familiares y por entrelazar intereses partidarios y gubernamentales.


¿Quién querría exponer ese expediente frente a dos contrincantes con más logros verificables y capacidad técnica? Probablemente nadie en su equipo.


El programa de Moncada está lleno de promesas populistas y vagas: redistribución masiva, control estatal, y alineamiento ideológico con gobiernos de izquierda latinoamericanos.

Pero las consignas no sobreviven a un debate en vivo.


En un escenario frente a Nasralla y Asfura, surgirían preguntas inevitables:

¿De dónde saldrá el dinero? ¿Cuál es el plan fiscal? ¿Qué resultados tiene para mostrar de su gestión anterior?

Moncada se vería obligada a improvisar o a defender lo indefendible. Su ausencia del debate demuestra que prefiere el monólogo propagandístico a la confrontación con los hechos.


ree

A su debilidad técnica se suma un lastre político: sus afinidades con regímenes y figuras ligadas al chavismo y al narcorégimen de Nicolás Maduro. Aunque no haya pruebas judiciales directas, la percepción pública pesa.

Una candidata que dice representar el “cambio” mientras se rodea de los mismos modelos autoritarios que han destruido economías vecinas no inspira confianza.


En un debate, esos temas saldrían inevitablemente:

¿Por qué defiende a Cuba y Venezuela? ¿Qué tipo de relación mantiene con esos gobiernos? ¿Qué significa su apoyo ideológico a ese eje político?

Mejor, parece pensar Moncada, no exponerse a esas preguntas.


Todo indica que su decisión se basa en miedo.

Miedo al escrutinio.

Miedo a quedar en evidencia frente a rivales mejor preparados.

Miedo a no poder responder con argumentos sólidos cuando la presión suba.

Un debate no solo mide ideas, sino liderazgo.

Y al evadirlo, Moncada proyecta lo contrario: debilidad, inseguridad y falta de dominio de su propio programa.


Los hondureños merecen candidatos transparentes, valientes y dispuestos a rendir cuentas. En un país donde la desconfianza institucional es alta, que una aspirante presidencial se niegue a debatir es una mala señal. Implica que ve el escrutinio público no como una oportunidad, sino como una amenaza. Y eso dice mucho sobre cómo gobernaría: con evasivas, sin debate, y sin responder ante nadie.


El liderazgo no se demuestra con discursos ensayados ni con frases de campaña, sino con la capacidad de defender ideas frente a la verdad. Al rehusarse a debatir, Rixi Moncada envía un mensaje claro a Honduras: teme enfrentarse a la realidad. Mientras tanto, Salvador Nasralla y Nasry Asfura están listos para dar la cara. Y en política —como en la vida— quien evita las preguntas, ya perdió la discusión.

Comments


Top Stories

Stay updated with the latest news from the Bay Islands + beyond. 

Follow us on:

  • Youtube
  • Facebook
  • Instagram
  • TikTok

© 2025 ARC+ News. All rights reserved. ARC+ News is not responsible for the content of external sites. 

bottom of page