El legado de Francisco Morazán en Nueva Orleans, Estados Unidos
- arcplusnews
- Oct 28
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En medio del bullicio del tráfico y los tranvías que recorren Basin Street, en el corazón de Nueva Orleans, se levanta una estatua que pocos transeúntes notan, pero que guarda una profunda conexión con Centroamérica: el monumento a Francisco Morazán, héroe nacional hondureño y símbolo del sueño unionista centroamericano.
La estatua se encuentra en el “Garden of the Americas”, un pequeño parque ubicado sobre la mediana de Basin Street, entre Canal Street y St. Louis Street, en el histórico vecindario de Tremé, muy cerca del French Quarter. Allí comparte espacio con otros líderes latinoamericanos como Simón Bolívar y Benito Juárez, formando un conjunto que representa los ideales de libertad y hermandad entre las naciones del continente.

El monumento fue un regalo del pueblo y gobierno de Honduras a la ciudad de Nueva Orleans como gesto de amistad y reconocimiento a los lazos históricos entre Centroamérica y esta ciudad portuaria, que durante siglos ha mantenido intercambios comerciales y culturales con el Caribe y el Golfo de Honduras.
La escultura fue realizada por el artista hondureño Mario Zamora y se inauguró el 21 de octubre de 1966. Desde entonces, el bronce de Morazán —con su mirada firme y uniforme militar— rinde homenaje a su lucha por la unión y la justicia social en Centroamérica durante el siglo XIX.

Francisco Morazán (1792–1842) fue presidente de la República Federal de Centroamérica y uno de los principales defensores de la integración política de la región tras la independencia del dominio español. Su visión de una Centroamérica unida, moderna y laica le valió tanto admiración como oposición, pero su legado permanece como símbolo de identidad regional.
El hecho de que su figura esté presente en Nueva Orleans no es casualidad: la ciudad ha sido, históricamente, un punto de encuentro entre el norte y el sur, entre América Latina y Estados Unidos. El “Garden of the Americas” es precisamente un tributo a esa conexión —un espacio donde se reconocen las raíces compartidas y la historia común de lucha por la independencia y la libertad.
Hoy, el monumento a Francisco Morazán en Nueva Orleans sigue siendo un recordatorio silencioso de los vínculos profundos que unen a Honduras y al resto de Centroamérica con esta ciudad multicultural a orillas del Misisipi.












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